Para ir terminando el mes de Febrero, hemos realizado una nueva fase en un taller ubicado en Tolosa, provincia de Guipúzcoa. Dicho taller está renovando su suelo de pavimento de resina y debido a su elevada producción actual, el trabajo lo estamos realizando en diversas fases.
En esta ocasión nos encontramos con un taller, que debido a su constante carga y descarga de materiales pesados, transporte de herramientas y carros, así como continuas salpicaduras de aceite por parte de las máquinas; expone al suelo a un gran reto a nivel de dureza, resistencia y condiciones antideslizantes.
Para cumplir con dichas exigencias, terminaremos desarrollando un suelo en diversas capas que alcanzará un espesor de al menos 7mm.
Comenzamos, como es habitual acondicionando el suelo. Para ello lo hemos fresado, destruyendo la cantidad necesaria hasta liberarlo del aceite que ha quedado encerrado por las filtraciones. Con el suelo libre de aceite, grasas y demás, aplicamos dos manos de imprimación epoxi.
Una vez seca la imprimación, aplicamos una gruesa capa de mortero epoxi, el cuál le va a otorgar al suelo la dureza y resistencia exigida. Dicho mortero es una combinación de resina epoxi y áridos como es la arena de sílice.
Una vez seco el mortero epoxi, aplicamos 3 capas de resina epoxi: una primera capa para reforzar el mortero, la siguiente capa se aplica en conjunto con un espolvoreado de arena de sílice para crear la base antideslizante y la capa final otorga el acabado y equilibra el nivel de antideslizante en el suelo.